ALIMENTOS ANDINOS

LA QUINUA es considerada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) un alimento de origen andino de primer orden para atender las necesidades nutricionales en el mundo y, sobre todo, para fortalecer la lucha contra el hambre y la desnutrición.
Por esta razón, 2013  fue declarado Año Internacional de la Quinua y su consumo se ha incrementado en los grandes mercados globales.

Igual papel desempeñó la papa. La Segunda Guerra Mundial dejó una pavorosa secuela de hambruna y el tubérculo andino se presentó como un “milagro”, y fue la alternativa salvadora. 
En la actualidad, se cultiva en más de 100 países, ya forma parte importante del sistema alimentario mundial y produce más comida en menos tierras que el maíz, el trigo o el arroz. Todo esto en un contexto en que los alimentos, al igual que la escasez de agua dulce, se perfilan como los grandes problemas de sobrevivencia que tendrá que afrontar la humanidad en un futuro cada vez más cercano. 

La región andina posee otros alimentos originarios de alto poder nutritivo, como la kiwicha, el tarwi o la cañihua que las familias altoandinas consumen por generaciones. Científicos especializados investigan métodos modernos para mejorar las semillas e introducir estos productos en el mercado alimentario local, regional e internacional.
Lo mismo sucede con las carnes de los camélidos que formaron la dieta básica de los pueblos prehispánicos, en estado fresco o deshidratado.   

En nuestro dictamen presentado ante el Congreso de la República sobre seguridad y soberanía alimentaria, tema de capital importancia para nuestro país que compromete el quehacer de este y los futuros gobiernos en la materia, hemos puesto énfasis en que tenemos mucho que hacer como país en lo que se refiere a la recuperación y utilización de alimentos prehispánicos que fueron relegados por la cultura europea. 

Allí se plantea la necesidad nacional de fomentar el consumo de dichas carnes, especialmente la de alpaca. Actualmente viven en el Perú alrededor del 85% del total de alpacas del mundo (3.6 millones de un total de 4.5 millones de cabezas).  
Más aún si consideramos que la ganadería de los camélidos sudamericanos en el Perú constituye una de las actividades productivas y económicas más importante que se desarrolla en los altos Andes con la explotación de la lana. 
La crianza de alpacas se concentra en los departamentos de Puno (55%), Cusco (12%), Arequipa (10%) y Huancavelica (6%).
La gran mayoría se encuentra en manos de pequeños productores (85%) en unidades agropecuarias dispersas, las que conducen entre 50 y 100 cabezas por rebaño en forma extensiva.

Esta actividad involucra a más de 150,000 familias pertenecientes mayormente a comunidades campesinas de departamentos considerados en situación de pobreza y extrema pobreza. Para estas familias, la crianza de camélidos representa del 70% al 80% del ingreso familiar anual.

Gracias a esta propuesta legislativa, podemos aprovechar de los camélidos, solo considerando a Huancavelica y de manera inmediata, cerca de mil toneladas anuales de carne de alpaca, oferta que sin duda aumentará, de manera significativa, la dinámica de la economía del corredor de pequeños productores de tres provincias y siete distritos que albergan más del 70% de la población de alpacas y llamas del departamento: Huancavelica, Ascensión, Pilpichaca, Santa Ana, Lircay, Acobambilla y Nuevo Occoro.

En los últimos años, grupos focalizados de criadores en regiones de Puno, Ayacucho, Cusco y el centro del país han venido tecnificando y elevando la cantidad y calidad de carne (fresca y seca), con innovaciones técnicas, en las distintas etapas de producción: selección al destete, procesos de engorde, especialización en cortes comerciales, técnicas de salado y secado, y otras. 

El Estado debería fomentar  programas para incorporar estos productos a la dieta de los trabajadores, tanto de las entidades públicas como privadas que trabajan en las zonas rurales, como las empresas mineras, petroleras, hidroeléctricas, etcétera, que se ubican en los altos Andes o en los llanos amazónicos.

Esta sería una forma de extender los beneficios de la explotación de los recursos naturales a los pobladores pobres de las zonas rurales, haciendo que estos proyectos dejen de ser enclaves desconectados de su entorno para pasar a ser agentes del desarrollo.

Alimentos autóctonos peruanos



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